Detrás del Torneo de las Rosas, hay miles de pétalos, ramas y semillas, pero también hay cientos de historias de gratitud de sus voluntarios que trabajan con mucha alegría en los talleres del Rose Bowl, los gigantes galpones contiguos a ese sitio se convierten en centro de arte, creatividad y camaradería.
Muchos son los motivos que impulsan a colaborar, en el caso de la carroza de trasplante de órganos, los movió el agradecimiento por haber sido beneficiarios receptores y/o donantes de los mismos.
"Los latinos se inscriben para colaborar en la decoración; pero vienen de todas las razas y países, hay familias que vienen con sus niños año con año y esos niños después siguen viniendo cuando se hacen adultos", indicó Jaime Arrevillaga.
Cada espacio de cada carroza es trabajado de forma artesanal. Las flores utilizadas, son conservadas e hidratadas en un ambiente especial antes de ser utilizadas. Las semillas son organizadas en una cartelera para ser solicitadas según diseño. En la carroza de los dinosaurios tuvieron la tarea de cortar y picar en una licuadora pétalos de flores secas, que dan un tono dorado, para pegarlas en partes del cuerpo del Triceratops, también semillas de lechuga blanca y pimienta para formar unas franjas grises sobre el costado izquierdo del lomo del Mamenchisaurus.
Mantiene una cartelera de semillas para solicitar las especificas para el diseño seleccionado.
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